martes, febrero 20, 2007

La ascensión de Carolinio Nervión (Con las disculpas del caso a Bertold Brech ante cualquier posible similitud).

La mujer lo tenia harto.
"¡Están llenos de piojos, llenos de liéndres!, ¿qué voy a hacer, Carolinio?, ¡llenítos de liendres, Carolinio!"
Era de lo único que se hablaba en la casa de Nervión, y realmente estaba aburrido.

No era tanto los piojos, sino el revuelo.

Además él tenia claro que ni el queroseno, ni la tinta del pelo, ni los remedios habían podido contra los piojos.
Aguantaba los permanentes gritos de la mujer, los penetrantes llantos de los botijas, los curaba, pero en dos o tres días todo volvía a empezar. Y así venia la cosa desde hacia tiempo.
Hastiado, decidió profundizar en el tema. Fue a la escuela, discutió con la maestra, con el director, con los demás padres, y descubrió que nada lograba controlar los piojos. Tenia que encontrar una solución.
Alguien tenia que encontrarla.
Entonces, hombre decidido a encarar los problemas en forma drástica pero a la vez a su modo razonada, resolvió declarar el estado de guerra interna a los piojos en su casa. Y se lo declaro nomás.

"Medidas prontas de seguridad familiar", dijo.

Fue algo personal: o ellos (los piojos) o él (Carolinio), y como toda guerra necesita pertrechos, decidió juntar varios litros de queroseno, remedio especial en las farmacias, tinta de pelo, aguarrás. liquido matamoscas y jabón de lavar, mucho jabón del que tiene soda, del bueno.

No podrían entrar a la casa asi como asi, por lo que dio ordenes internas, que llamo Comunicados.
COMUNICADO 1: (Para el día)
El que fuese a ingresar al domicilio debía:
a) detenerse en la parte externa de este,
b) dejar en el suelo las pertenencias y
c) agachar la cabeza hacia el que le recibía.
d) el "recibidor" debía proceder a examinar, meticulosamente el cuero cabelludo, antes de dar el visto bueno y permitir el ingreso.

En realidad solo en los primeros fue a ojo, porque la ruptura de las líneas de defensa por dos o tres piojos quintacolumnistas le hicieron dar nuevas ordenes: La d) cambió de "examinar" a: "revisión con lupa", y
se anexó la e): al menos tres pasadas de peine entrefino para descartar liendres y bichos encubiertos.
COMUNICADO 2: (Para la noche)
a) detenerse en la puerta,
b) esperar a que fuesen prendidas todas las luces externas de la casa,
c) continuar con las mismas rutinas que de día.

De encontrarse bichos se procedía según el

COMUNICADO 3: (Positividad de parásitos)
a) entrar por el jardín hacia el galponcito del fondo,
b) dejar allí al sujeto en cuestión para una especie de
cuarentena rápida, aplicando inmediatamente el

COMUNICADO 4: (Sobre los tratamientos básicos)
a) limpieza a fondo con queroseno,
b) limpieza con abundante agua para evitar intoxicación del portador,
c) limpieza persistente con el producto químico de
farmacia, dejando media hora hacer efecto,
d) lavar con abundante agua el cuero cabelludo,
c) nueva revisión con lupa y
e) triple pasada de peine entrefino.

Si se encontraba otro bichito o una liendre se repetían los pasos otra vez. Cuando todo daba negativo, se podía reintegrar a la vida normal.

Y esto fue desde el principio para los botijas, luego para los botijas y la mujer, luego para los botijas, la mujer, los amigos de los botijas, los amigos de la mujer, los vecinos, los parientes y por supuesto para los vendedores, proveedores, etc. cumpliendose entonces en todo el asentamiento. Medidas muy drásticas pero que dieron sus frutos.

Al poco tiempo fueron los únicos del vecindario que no tenían piojos, lo raleado de los pelos de todos los integrantes de la familia de Carolinio mostraban lo radical del método.

Pero efectivo.
Algunas madres les contaron a sus esposos, estos a sus amigos y al cabo de un tiempo fueron a lo de Nervión a pedir consejo y enseñanzas.

Todo el barrio siguió las ordenanzas de Carolinio y pese al asombro de los peluqueros al quedarse con manojos de pelos de los vecinos al peinarlos, la realidad era que entre un barrio de pelados y la invasión de piojos, preferían los pelados.

Al terminar las clases, continuó la batalla y durante las vacaciones, variaciones de las Ordenanzas se tomaron en los domicilios particulares, clubes deportivos y sociales.

El nombre de Carolinio Nervión se convirtió en sinónimo de lucha implacable contra invasores solapados, con victoria segura y estos antecedentes hicieron que poco tiempo después un nuevo desafío llamase a Nervión a la acción.

Carolinio no paso de tercero de escuela. Trabajó desde muy pequeño por necesidad, sufrió muchas carencias no solamente económicas. Supo ser picapedrero, peón rural, mozo de boliche, entre otros oficios, sus luces no eran muchas, pero había aprendido de su padre – semianalfabeto y muy, muy bruto - a ser drástico, y considerar su lógica infalible. Su progenitor, cuando tenían una discusión le daba golpes hasta dejarlo medio desmayado. Solo allí paraba. En esa época Carolinio lo odiaba. Años después, lo recordaba con respeto.
"Él me enseñó a ser como soy", pensaba.
"Él me dio la seguridad del método", decía.

Resultado de los inmensos basurales generados por los seleccionadores de basura - que este era el oficio de la mayoría de los habitantes del barrio - las ratas se habían reproducido en cantidades asombrosas y tenían un tamaño espectacular. Hermosas ratas. Peligrosas ratas. Ni los gatos mas fornidos podían con ellas.

Una noche mordieron un bebé en su cuna.
La indignación fue general.

Una cosa trajo la otra y en el boliche hicieron el paralelismo entre piojos y ratas, y fueron a buscar a Carolinio.

Este lo tomo nuevamente como algo personal.
Organizo al barrio por calles.
Para cada cuadra un Jefe, para cada manzana otro Jefe.
Todos los jefes de cuadra respondían a su Jefe de Manzana y estos a dos Jefes Zonales, el de "acá" y el de "aya", según la orilla en que se encontraran, del arroyo de turbias aguas que dividía el barrio.
Estos dos jefes directamente a Carolinio, con quien formaban el
Comando Mayor.

Hicieron trampas, consiguieron gasolina, queroseno, los que pudieron aportaron matagatos o escopetas, por supuesto veneno para ratas de todo tipo, donado por los almaceneros, llamados a colaborar con esta acción cívica.

Los dueños de una barraca de granos cercana también hicieron su aporte patriótico y desinteresado. (En realidad semi-desinteresado porque realmente eran grandes los estragos que sufrían por las ratas, y las empresas exterminadoras de plagas eran mucho mas caras que las donaciones efectuadas.)
Se hicieron brigadas voluntarias, todos aportaron su trabajo.

A proposición de otro vecino - proposición puesta previamente a la valoración de Carolinio y aprobada por este - se hizo un mapa grosero del barrio, que constaba del arroyo, las manzanas a sus lados y puntos rojos que indicaban los principales los túneles de las ratas.

El plan de ataque fue concienzudamente elaborado.
1) Veneno abundante en todas las bocas de túneles.
2) Valoración de resultados al día siguiente.
Junta en casa del almacenero para evaluar estadísticas de la acción y nuevo plan a seguir.

Resultados: Se contabilizaron 203 ratas adultas de variados tamaños muertas, 154 lauchitas o ratones menores o pichones de ratas muertos, 54 ratas adultas en agonía que fueron rematadas en el sitio, y como colaterales -ya que la acción no fue lo "quirúrgica" que se requería - amanecieron 35 gatos de los vecinos muertos y l4 en agonía que fueron despenados en el lugar, así como también 27 perros de diversos tamaños muertos o casi, también despenados.

Como colateral lamentable 3 niños preescolares y un escolar fueron intoxicados por el veneno y se derivaron al Hospital de Niños de la Ciudad.

Pese a todo, el balance fue positivo.

Los padres de los niños intoxicados concurrieron a la reunión y trasmitieron que estaban fuera de peligro y que pese al riesgo, aplaudían la medida, ya que el balance costo-beneficio era satisfactorio.

Se efectuó un gran asado y más de 50 litros del mejor tinto (almacén mediante), mas un cajón de whisky brasilero (barraqueros mediante), fue a parar a los alegres estómagos de los fraternos y unidos vecinos del barrio.

Una orden básica dada en la madrugada desde el Cuartel General de Carolinio indicaba en lo sustancial: "...que se juntara (sic) a los vecinos que en total estado de embriaguez se encontrasen tirados en los basurales cercanos o en el propio barrio, procediendo a llevarlos a sus domicilios establecidos".

Sabiamente la medida se fue postergando porque casi todos estaban en similar situación etílica y no había quien la pudiese cumplir. Nervion no supo nada porque se despertó a la tarde del día siguiente.

Lamentablemente sucedió una desgracia. Uno de los más consuetudinarios bebedores del barrio cayo en el arroyo luego del festejo. Amaneció frío, duro y mojado. La lucha tenia su primer mártir.

Esto, sumado a que pese a todo lo efectuado se volvieron a ver ratas vivas a la semana, decidió a Carolinio y su Estado Mayor a tomar medidas más drásticas, sumando a la reposición de los venenos, el derramar un tonel de 220 litros de gasolina en las bocas de los túneles. (El tonel habia sido sustraido por un "comando" de recolectores de los fondos de la destileria estatal de petroleo, muy cercana al asentamiento).

Luego se encargo al Tarta, hermano del dueño del ranchito más próximo al arroyo, a que tirara un fósforo en el lugar. (Dicen que esta fue una orden dada por el propio Carolinio, al parecer como venganza de viejas rencillas por faldas con el muchacho.)

Todos sospechaban cierta intencionalidad en el envío del Tarta a la vanguardia, nadie profundizaba en la cuestión, porque la calidad de líder del proceso de Carolinio Nervión no estaba en duda. (Además enemistarse con él podría generar ir uno mismo a la vanguardia en otra oportunidad).
El Tarta pese a que putió sonoramente cuando supo su misión, ante la mirada de dos "amigas" ocasionales, cedió a su machismo y dio su resuelto y sonoro: "¡S-s-s-si s-s-s-señor!".

Cumplió con valentía las órdenes. Sin dudar ni un momento se instaló al borde de la entrada mayor de los túneles, elegido entre las decenas de huecos previa deliberación de los Jefes de Cuadra y Manzana, los Zonales con sus militantes, junto con el propio Carolinio. Fue decisión unánime y altamente democrática, esa era la boca de túnel en que se debía iniciar el ataque.

Tensaba las fibras más patrióticas ver la movilización total del barrio, en especial al Tarta parado con el fosforito en la mano, frente al túnel previamente rellenado hasta la saciedad con gasolina por las Brigadas Móviles Barriales.
Firme en su sitio esperaba la orden que provendría del Comando de Campaña, que con Carolinio Nervion a la cabeza lo miraba desde una de las montañas más altas de basura. (Zona de coordinación y vigilancia, sabiamente alejada unos ciento cincuenta metros de la zona de acción.)

Previamente un operativo conjunto de los integrantes del barrio con el apoyo de voluntarios de los barrios vecinos había retirado de los ranchitos de lata más cercanos a los afligidos habitantes que patrióticamente cumplían a cabalidad las órdenes emanadas del Comando Central.

Las indicaciones del Supremo Comando General eran simples:
1) Prender el fósforo cuando le fuera indicado.
2) Depositarlo a la entrada de la cueva.
3) Rajar.

La idea era generar un incendio que acabara de una vez por todas con las desagradables ratas sobrevivientes.
El olor a mugre y basura en descomposición, clásicos de la vecindad se mezclaba con la pestilente pero familiar mezcla de olor a supergás de la refinería próxima y gas metano que aportaban las aguas podridas del arroyo divisor del predio invadido, lo nuevo era ver naciendo del piso como una marea incontenible, una especie de neblina, que les acercaba un olor cada vez mas acentuado a gasolina a los integrantes del Comando de Acción.
Estos a su vez estaban alejados del Comando Ejecutivo liderado por Nervion.

Uno de los integrantes del Comando de Acción se dio cuenta de lo que podía pasar, en el ultimo segundo, cuando comprobó que el olor a gasolina era muy fuerte y la neblina ya no dejaba ver los pies del Tarta. Intentó avisar al Comandante pero cuando se dio vuelta, solo alcanzo a ver la mano de este que bajaba, en señal de acción.

El Tarta prendió el fósforo pero no alcanzó a tirarlo porque la brutal explosión hizo desaparecer medio barrio y una impresionante llamarada dejo chamuscados a casi la totalidad de los vecinos.



Del Tarta encontraron solo las alpargatas humeantes cerca del hueco que quedo en la orilla del arroyo. Horas después, casualmente, una vecina que buscaba restos de su casilla, lo vio tirado entre los juncos, a 30 metros del lugar de los hechos. Milagrosamente estaba vivo. Totalmente chamuscado, semidesnudo y con quemaduras menores. Pero vivo.

Automáticamente se convirtió en otro héroe del barrio, y quedo curado. (En realidad se dieron cuenta de la cura un año después, porque durante doce meses quedo mudo de la impresión, pero al cumplirse un año de los acontecimientos se efectuaron grandes festejos con abundantes libaciones espirituosas. Unos pibes hicieron explotar una bomba brasilera junto al Tarta y del susto, pese a estar como siempre muy alcoholizado, comenzó a hablar nuevamente y sin tartamudear. Una impresión curó a la otra, decían los vecinos.)

Pero la jornada de la explosión fue histórica.
Del otro lado de la bahía, los habitantes de las barriadas pobres en la ciudad vieja disfrutaron de una inusual muestra de luces que resplandecían en el horizonte despejado de una tarde casi noche, reflejándose en el agua del puerto. Pasarían años antes de que se olvidaran de la "Explosión de Carolinio Nervion", como se le dio en llamar desde ese momento.

El balance posterior efectuado por el Comando Mayor fue muy significativo:
Ratas: numero desconocido de bajas, por mucho tiempo no se encontraron en el barrio.
Gatos y perros: numero desconocido de bajas, la mayoría de los restos carbonizados no permitía saber de que bicho se trataba.
Mula: una baja. (Luego se supo que estaba pastando a pocos metros del Tarta cuando este inicio el incendio y concluyeron que era la mula porque no la encontraban y los restos carbonizados eran demasiado grandes para ser de perro.)
Quemaduras menores en dos caballos y una yegua.
Sordera mas o menos acentuada en la mayoría de los vecinos por bastantes horas. (Los integrantes del Comité se entendían solo por gestos enseguida de la explosión.)

Destrucción total de viviendas precarias: l4 viviendas con perdida absoluta de las pertenencias.
Destrucción parcial en 35 mas con perdidas menores de pertenencias.
Rotura total de vidrios de las ventanas del almacén y de la barraca de granos.

Se generó un profundo hueco de mas de l0 metros de diámetro que posteriormente el agua de lluvia llenó y bautizaron como "El pozo del Tarta", utilizándolo para dar agua a los animales, ya que quedaba mas cerca que el arroyo. Los pocos árboles del barrio se convirtieron en palos carbonizados y ningún arbusto quedo para muestra.

Carolinio Nervion no se rindió ante los hechos, por el contrario, generó nuevos movimientos entre los vecinos. Reacondicionaron los terrenos, colaboraron para generar nuevos ranchitos de lata en las mejores montañas de basura tomando en cuenta el sur, por las lluvias en invierno y la vista hacia los lugares mas agradables del arroyo, previendo los vientos que se habían hecho menos olorosos por la limpieza drástica generada por la explosión. Los arbustos crecerían solos nuevamente y de a poco fueron replantando eucaliptos que uno de los mas destacados vecinos robaba de un vivero municipal cercano, los restos de basura se apagaron a las dos semanas y al año, cuando el Tarta recupero la voz, todo estaba parecido al principio.

De inicio muchos pensaron en linchar a Carolinio junto con su Estado Mayor, pero predominó la idea que no se habían hecho las cosas con mala intención.

Por el contrario, Carolinio era ahora conocido como el Gran Conductor y su obra agrandada, como generalmente sucede.

Tanto fue su arraigo, que poco tiempo después llegaron representantes de uno de los más viejos partidos políticos del país, rápidamente instalaron agua y electricidad en los terrenos invadidos, tramitaron prestamos hipotecarios para que pudiesen adquirir las tierras con condiciones muy favorables y a él en especial le propusieron ingresar a sus filas, dadas sus cualidades naturales de mando y convocatoria.

La arenga de los acaudalados doctores fue muy amplia y entreverada para los oídos de Nervion que no entendió mucho lo que decían, pero lo que le quedo clarito que querían que entrara al Partido como candidato, que debía escuchar los consejos de los doctores durante su gestión, que el sueldo era muy bueno, con muchos beneficios y duraba cinco años.

Todo eso a él, que estaba desocupado.
Carolinio dio el sí.
Se candidateó.
Y ganó.

Ya en las cámaras le informaron que un grupo de subversivos querían arruinar el orden básico de la nacionalidad y que las raíces propias y naturales de la patria estaban en peligro. Los elementos antisociales llevarían a los niños a lugares lejanos para que perdiesen la Orientalidad y un muro dividiría la ciudad.

Carolinio no entendió demasiado, pero se enojó y no dudó.

Era hombre de acción.
Lo tomo como algo personal.

Nació en ese instante su frase más célebre:

"Ya lo hemos hecho, sabemos como hacerlo, y lo volveremos a hacer."

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